Estar allí, de Lis Costa

Por Lis Costa

Toni Serra *) Abu Ali se mueve en un barzaj, “un mundo intermedio entre lo real y lo irreal, lo visible y lo invisible, el sueño y la vigilia…” Y está tan allí, que al leer, escuchar, contemplar su obra, me resulta imposible hacerlo desde fuera. Se me lleva a ese lugar, donde percibir es más fácil, donde el sueño y la poesía, la intuición, el silencio y la búsqueda son lo natural. Y me quedo allí un buen rato, notando los hilos de su tejido y mezclándolos con los míos, inextricablemente.Trama y urdimbre que configuran otro lugar barzaj. Estos sueños que transcribo han tenido lugar después de estar allí.

25.10.2011 – Lo veía correr ligero por la pista de cemento de una escuela, delgado y delicado, con pantalón gris oscuro de hilo y camisa morada de manga corta. Desde la grada, prácticamente vacía, me hipnotizaban sus trayectorias. Otros chicos perseguían la pelota con el objetivo de hacerla entrar en la canasta, pero él no jugaba a nada. Él se desplazaba arriba y abajo describiendo una especie de coreografía armónica y suave. No les molestaba para nada. Si no ponías mucha atención, no te dabas cuenta de que no estaba participando del juego. De repente noté que la atracción que me provocaban sus movimientos me daba la capacidad de ver, más allá del recorrido, el dibujo que iba trazando, tal como me había enseñado mi abuela. Un montón de líneas extrañas iban tomando relieve en mi percepción. Eran bonitas pero no las entendía. Hasta que, abstraída completamente de mi entorno, comprendí que, en sus desplazamientos, estaba escribiendo en árabe «Te quiero, hija».

18.06.2013 – Entré en la ciudad blanca sin esfuerzo. Fue él quien me mostró la entrada, en la medina vieja de Fez. Una trampilla pequeña, justo en el umbral de una robusta puerta de madera de cedro que un día, paseando, me había llamado la atención y había fotografiado. Cuando abrí la trampilla, me cegó tanta luz y, en un gesto inevitable, me dejé escurrir por el agujero. Estuve rato descendiendo, lentamente, sumergida en una densa blancura luminosa, en un espacio vacío, lleno de silencio y de aire fresco. A medida que iba bajando, se me hacía audible el canto de una mujer. Busqué de dónde venía la voz, pero no venía de ninguna parte, lo inundaba todo. Era una voz clara, de timbre acuoso, que entonaba una melodía lenta. No entendía lo que decía, pero sentía que me daba la bienvenida y que me ofrecía acogida. Súbitamente, me encontré parada, flotando en el espacio, sin miedo a caer y pudiendo moverme como si tocara tierra firme. A mi izquierda, una taza de té con menta y dos pastelitos de miel. Los probé y, de inmediato, se me hicieron visibles todas las calles de la ciudad blanca y la gente que las transitaba, que las bailaba. Deseé estar allí, siempre.

Lis Costa

* Lis Costa: Profesora  de la Universitat de Barcelona en el grado de Comunicación Audiovisual.  En 1991 funda Habitual Video Team  <http://www.habitualvideoteam.org>  con Josep M. Jordana, con quien organiza FLUX festival de vídeo de autor <http://www.fluxfestival.org/> en Barcelona y dirige SUMMA <http://www.summa-hvt.org/> , archivo videográfico on line, que contiene las grabaciones de música y poesía experimentales que HVT realiza desde sus inicios.

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